ESTUFAS ECOLÓGICAS


ESTRENAN 100 FAMILIAS DE TONALAPA, QUECHULTENANGO ESTUFAS ECOLÓGICAS PARA CUIDAR SU SALUD

CANDELARIA RODRIGUEZ
ASI-GUERRERO

Elena Domínguez Chino ahora sabe lo que es ahorrar leña. En su viejo anafre que dio servicio a su familia durante varios años gastaba “hasta cinco palos de leña” y ahora cocina sus frijoles “nomás con tres palitos”, gracias a la nueva estufa ecológica que le instaló la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) del Gobierno Federal.

En su casa, mitad bajareque y enramada que se levanta en medio de la milpa se cortó el listón inaugural de las 100 estufas que pusieron a los habitantes de Tonalapa, comunidad del municipio de Quechultenango a la que se llega por un estrecho y largo camino de terracería que atraviesa cerros tapizados de flores amarillas y maizales, entre los más de 23 mil beneficiarios de este programa de la Sedesol que ha invertido en Guerrero 32.5 millones de pesos.

“Debemos reconocer el trabajo y el interés que ha puesto en este programa el presidente de la república Felipe Calderón, quien nos ha traído este beneficio”, expresó ante los vecinos de Tonalapa, Leonardo Andraca Hernández, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores del Campo (UNTC), mientras que el coordinador de la estrategia 100 x 100 de la Sedesol, Juan Manuel Millán Sánchez, a nombre del delegado Marcos Efrén Parra Gómez los invitó “a que hagan uso de sus estufas porque son para el bien de sus familias, para que cuiden su salud, ahorren energía y vivan mejor”.

El mejor ejemplo es la pared donde la señora Teodora tenía su anafre. Luce negra de hollín. Mientras echa sus tortillas en el comal de la estufa ecológica que le fue instalada dice estar muy contenta y cuenta que “antes nos enfermábamos a cada rato de la gripa y de la tos”. Eso, dice, ya no sucederá tan a menudo ahora pues la chimenea de su cocina ahora sale por arriba del techo y el humo ya no se encierra.

La estufa de doña Nemesiana Jerónimo Gatica le gusta “nomás que quiere leña de la delgadita”, lo cual aseguró que le agrada porque gastará menos en comprarla para cocinarle a su esposo y a su único hijo que vive con ese matrimonio que rebasa los 80 años de edad. Ella ya la estrenó y da fe de que “salen las tortillas bien bonitas”. La Sedesol invirtió en esta ocasión 210 mil pesos y se busca ampliar en esa misma comunidad el número de beneficiarios.